Discipulado: Crucificado con Cristo y ya no vivo yo, mas vive Cristo en mí.
El discipulado es lo que he llamado “la parte olvidada de la Gran Comisión”. En la versión de Mateo 28:18-20 de la Gran Comisión, Jesús nos instruye a ir (a predicar las buenas nuevas), discipular, bautizar y enseñar. En mi opinión hemos ido a predicar y hemos bautizado, pero no hemos dedicado el tiempo y el esfuerzo necesario para cumplir con la formación de discípulos y la enseñanza. Los esfuerzos que se han hecho se han quedado cortos. Estos son parte de los retos y desafíos, las oportunidades que Dios le quiere dar a la Iglesia en este tiempo.
Jesús dijo a sus discípulos: “Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, y tome su cruz, y sígame.” (Mt. 16:24). El apóstol Pablo en Gálatas 2:20 a aceptado el reto del discipulado y responde: “Mi antiguo yo ha sido crucificado con Cristo. Ya no vivo yo, sino que Cristo vive en mí. Así que vivo en este cuerpo terrenal confiando en el Hijo de Dios, quien me amó y se entregó a sí mismo por mí.”
(Nueva Traducción Viviente).
Según Gálatas 2:20, las marcas de un discípulo son:
1. Está crucificado con Cristo.
2. Ha muerto (su yo ya no vive).
3. Cristo vive en él.
4. Vive en la carne confiando en el Hijo de Dios, quien le ama y se entregó a sí mismo
por él.
Pensamientos para seguir reflexionando:
•La cruz es un evento transformador que ha cambiado el mundo y que ha incorporado al apóstol Pablo, y a todo el que recibe el evangelio, a una nueva esfera de poder.
•El verdadero discipulado produce cristianos.
•Las marcas de la nueva vida son amor y entrega.