Declaración sobre la Reafirmación del Matrimonio Bíblico
Esta declaración fue adoptada el 26 de junio de 2013
por el Comité Ejecutivo Internacional de la Iglesia de Dios
y refleja la postura oficial de la denominación sobre el matrimonio.
La Iglesia de Dios basa sus posiciones doctrinales y prácticas en las enseñanzas de las Escrituras. Su declaración de Principios Prácticos afirma, bajo el tema de la Responsabilidad familiar (Punto IV): «El matrimonio es ordenado por Dios y es un acto de unión espiritual entre un hombre y una mujer para vivir como una sola carne (Génesis 2:24; Marcos 10:7)».
Además, la Iglesia se ha expresado sobre la Pureza Moral:
“Nuestro cuerpo es el templo del Espíritu Santo, por lo cual debemos usarlo para la gloria de Dios (Romanos 12:1-2; 1 Corintios 6:19-20; 10:31). Debemos andar en el Espíritu y no satisfacer los deseos de la carne (Gálatas 5:16). La Escritura contiene varios pasajes con ejemplo de una conducta carnal que no glorifica a Dios (Romanos 1:24; 1 Corintios 6:9-10; Gálatas 5:19-21; Apocalipsis 21:8). Las prácticas pecaminosas más prominentes que aparecen en estos pasajes incluyen: la homosexualidad, el adulterio, las actitudes mundanas (como el odio, la envidia y los celos), la comunicación corrupta (como el chisme, las emociones iracundas y palabras soeces), el robo, los asesinatos, las borracheras y la brujería.”
La Iglesia reafirma su posición histórica y bíblica sobre el matrimonio en respuesta al fallo imprudente de la Corte Suprema de los Estados Unidos, del 26 de junio de 2013, en el caso de los Estados Unidos v. Windsor. Este veredicto anula el artículo 3 de la ley de Defensa del Matrimonio (DOMA, por sus siglas en inglés: Defense of Marriage Act), que para efectos de la ley federal, define al matrimonio como la unión entre un hombre y una mujer y, por consiguiente, por esta acción se defiende la legalidad del matrimonio entre personas del mismo sexo.
La Iglesia de Dios apoya una definición del matrimonio que defienda la verdad de que la diferencia sexual es una característica importante de la relación matrimonial; que el bien fundamental de la complementariedad en la unión de un hombre y una mujer es esencial para el bienestar de la familia. Un sinnúmero de estudios reconoce la importancia de las madres y de los padres en el desarrollo saludable de la niñez. Defendemos un concepto del matrimonio que refleja siglos de sentido común, la realidad biológica, la definición de la Biblia, la tradición judeocristiana y la sabiduría, sobre este tema, de todas las grandes religiones. Sostenemos una posición que aboga por el bienestar de la niñez y el bien de la sociedad.
Afirmamos esta declaración basada sobre dos verdades: el carácter sagrado del matrimonio y la pecaminosidad de la homosexualidad.
La idea del matrimonio no se originó en la mente humana sino en la de Dios. La Biblia explica que el Creador los hizo hombre y mujer el uno para el otro (Génesis 2:18-24), y esta verdad es reafirmada por el Salvador (Mateo 19:4-6). Es Dios quien instituyó el matrimonio y fue Cristo quien dijo, «lo que Dios ha unido, ningún hombre lo separe». Por tanto, los seres humanos no tienen el derecho legítimo a redefinir el matrimonio para complacerse a sí mismos. La redefinición del matrimonio constituye su negación. Las leyes humanas deben ser juzgadas por las leyes de Dios.
El reconocimiento legal del matrimonio homosexual, a su vez, legitima la homosexualidad, que la Biblia ha declarado como pecado. La homosexualidad viola el orden natural de la sexualidad por medio de la cual la raza humana se desarrolla y continua. Este viola las enseñanzas de las Escrituras, como se demuestra en Levítico 18:22; 20:13; Romanos 1:25-27; 1 Corintios 6:9-10; y 1 Timoteo 1:9, 10. Este viola el plan de Dios para el matrimonio y la familia, expuesto en Génesis 2:18-24; Mateo 19:3-4; 1 Corintios 6:9; 1 Juan 1:9. Aunque algunos tergiversan las Escrituras y sugieren que su significado no sigue vigente, la realidad es que la homosexualidad es desagradable ante los ojos de Dios.
La Iglesia reconoce que Dios condena estas prácticas pecaminosas, pero reafirma su amor y preocupación por la seguridad presente y eterna de los que practican este estilo de vida y solamente denuncia su conducta pecaminosa. La Biblia asegura que es posible librarse de la homosexualidad. 1 Corintios 6 enumera una serie de pecados, incluyendo a la homosexualidad, pero afirma, «... y eso eran algunos de ustedes...» (1 Cor. 6:11). La liberación es una realidad.
Lamentamos el fallo de la Corte y creemos que tendrá un efecto adverso sobre las futuras generaciones, así como resultados demográficos, culturales, sociales y religiosos imprevisibles. Además, instamos a las personas que valoran el matrimonio bíblico, a que tomen las medidas posibles para atenuar los daños a la familia en todas sus formas.
Traducción revisada por el Dr. Ildefonso Caraballo Sánchez