jueves, 31 de octubre de 2013

Halloween y Martín Lutero

Durante el mes de octubre comienza a aparecer la promoción sobre el día de Halloween en las tiendas, la radio, la televisión, el internet, la prensa escrita y otros medios.  En un mundo donde los medios de comunicación nos afectan de una manera u otra, no hay nadie que pase desapercibido esta promoción.  Todos conocemos de esta “celebración”, entonces ¿Porqué l@s cristian@s no debemos celebrar “Halloween”?

1.               El significado de la palabra “Halloween” es “víspera de todos los santos”.  La palabra viene del inglés “hallow”, que significa hacer santo (santificar) y “eve” que significa víspera.  También se conoce como “el día de las brujas”.

2.               El origen esta “fiesta” data del siglo II a.C. entre una antigua nación llamada los celtas.  Su religión se llamabas druidismo, y los sacerdotes: druidas.  Entre las prácticas religiosas de este grupo estaban los sacrificios de niños y jovencitas vírgenes, y el sacrificio de los enemigos guardando sus cabezas como trofeos en las entradas de sus casas.  Estos sacrificios eran el rito más importante.

3.                                                                 En la noche del 31 de octubre estos sacerdotes druidas celebraban la vigilia de “Samaí”, dios celta de la muerte.  Lo llamaban el festival de los muertos.  Ellos creían que esa noche las almas de los muertos regresaban a sus hogares para irse de ronda con las brujas y los demonios.  También creían que las hadas, las brujas y los duendes aterrorizaban al pueblo robando niños, destruyendo sembrados y matando animales.

4.                                     Posteriormente esta “fiesta” se combinó con un festival romana de otoño en honor a Pomona, diosa de las frutas y los vegetales.  La calabaza jugaba un papel importante en el festival, ya que recordaba a las cabezas de los druidas y a las cosechas romanas.

5.                    Durante la víspera del 31 de octubre, los druidas iban por el vecindario recogiendo ofrendas para Satanás.  Llevaban puestos disfraces y máscaras, faroles, bolsas para las ofrendas y bastones con una punta afilada.  En cada casa pedían un "treat", que significa regalo, pero si no le daban una ofrenda utilizaban el bastón afilado para hacerles daño.  Ese es el origen de la frase “trick or treat”, que significa “maldad o regalo”, en otras palabras “me das un regalo o te hago daño”.

6.                      Para el año 998 d.C. el papa Gregorio III estableció el 1 de noviembre como el día de todos los santos, debido a que el calendario no tenía días suficientes para decidarle uno a cada santo.  El día antes se le llamó “all-hallowen”, esto es, “víspera de todos los santos.”

Podemos concluir que “Halloween” es una celebración con mezcla de ritos paganos del segundo siglo a.C. con ritos paganos del catolicismo romano que encajaron muy bien con el gusto del pueblo.  

Es lamentable decir que lo que hace esta celebración, en forma muy sutil, es promover la adoración a Satanás.  Un líder del movimiento satánico comenta: “A nosotros nos gusta el auge que ha obtenido la celebración de Halloween, ya que esto publicidad completamente gratis para el cultos satánico.”  Los padres y las madres, la familia y la Iglesia no deben perder la oportunidad de orientar y enseñar a nuestros hij@s sobre el significado de esta celebración.  Se le debe explicar al niño y a la niña con calma, claridad y firmeza. De acuerdo a su capacidad puede darle alguna información de la antes compartida, pero déjele saber el origen de la festividad y lo que la Iglesia cristiana cree sobre esto.

Muchas personas, incluyendo un gran porciento de cristian@s piensan en el 31 de octubre como el “día de Halloween” y desconocen que ese día la Iglesia conmemora el Día de la Reforma Protestante.  Fue en ese día del año 1517 que Martín Lutero, un monje católico alemán, molesto con la venta de indulgencias (pago por el perdón de los pecados) en la Iglesia, fue a la Catedral de Wittenberg, en la universidad donde enseñaba y colocó noventa y cinco (95) tesis (postulados) en las que protestaba el abuso de la venta de indulgencias.  Esto provocó un movimiento de reforma en la Iglesia del que nosotros hemos sido positivamente afectados.  Las tres contribuciones más importantes de este movimiento son:

  1. La justificación por la fe como medio de salvación.
  2. Cada creyente tiene acceso directo a Dios.  No hay necesidad de ningún intermediario.  Esto se conoce el sacerdocio de todos los santos.
  3. La Biblia como única fuente de autoridad y de fe.
Nosotros como miembros de la Iglesia, el Cuerpo de Cristo, creemos en estas tres aportaciones de la Reforma.  Háblele de estos a sus hij@s.  Recordemos la valentía de Martín Lutero al resistir la Iglesia de la época, aun a costo de su vida, y su contribución teológica a las próximas generaciones.   ¡Así nos ayude Dios!

 

 

 

 

Martín Lutero y nuestra herencia

Nuestra herencia – Salmo 16:6

5 Jehová es la porción de mi herencia y de mi copa;
Tú sustentas mi suerte.

6 Las cuerdas me cayeron en lugares deleitosos,
Y es hermosa la heredad que me ha tocado.

Introducción:

Herencia es algo transmitido u obtenido por un predecesor. Es algo transmitido a nosotros por nuestros antepasados. En el caso de la Iglesia son aquellas doctrinas, tradiciones, ejemplos vivenciales y las ricas experiencias de hombres y mujeres, santos y santas, que son los fundadores, los padres y los pioneros de la Iglesia a través de la historia.

La herencia de la Iglesia está empapada con lágrimas, impregnada de sangre y bañada de sufrimiento. Todo aquél que conoce esta herencia debiera unirse a David y decir: “hermosa es la heredad que nos ha tocado”.

Para esto debemos mirar a los eventos del pasado y aprender de ellos. Aunque nadie prefiere vivir en el pasado, no hay duda de que el presente es influenciado por el pasado; y que el pasado nos da una dirección y una perspectiva sobre cómo vivir el futuro. No es que el pasado no nos permita dirigirnos al futuro, sino que el conocimiento del pasado nos ayudará a apreciar y a preservar nuestra herencia.

I. Martín Lutero

Martín Lutero nació en Alemania. Su papá deseaba que fuera abogado. En el 1505, desistió de seguir sus estudios de derecho afectado por la muerte repentina de un amigo y por haberse escapado de ser alcanzado por un rayo. Impulsado por el deseo de salvar su alma, ingresó a un monasterio. Allí bajo la supervisión de Juan Staupitz se destacó en el monasterio. Pero no hallaba paz para su alma, le abrumaba su sentido de pecado.

Comenzó a estudiar los Salmos y se convenció de que la salvación no era por obras y sí en la nueva confianza en las promesas divinas. Cuando estudió a la epístola a los Romanos la confianza se convirtió en convicción.

En 1516, mientras preparaba conferencias de Romanos encontró un texto que cambiaría su vida: Romanos 1:17: “El evangelio de justicia de Dios se revela por fe y para fe; como está escrito: el justo por la fe vivirá.” Comprendió que la salvación no era una obra en la que la persona tenía participación, sino que era un don de Dios. Fue entonces que molesto con la práctica religiosa de su tiempo el 31 de octubre de 1517 colocó en la puerta de la Iglesia de Wittenber sus memorables 95 tesis.

II. Tres puntos básicos de lo que heredamos de la Reforma y de esta acción.

1. La justificación por la fe – Lutero entendió que la salvación no era por obras: rezar en la Iglesia, ayunar, dar limosnas (en aquel tiempo dar limosnas era mejor que la oración), entre otras. No era por indulgencias, pago de dinero para el perdón de pecados). No era en base a méritos humanos, ni cooperación humana, sino por gracia divina. La salvación ocurre cuando se acepta la obra de Cristo en el Calvario por medio de la fe. Es por medio de la fe en Cristo que Dios nos imputa (aplica) Su justicia y nos garantiza vida eterna. Comenzamos a disfrutar de derechos que no teníamos: somos hechos hijos e hijas de Dios. Tenemos paz para con Dios (Romanos 5:1). Tenemos esperanza eterna. Una persona pecadora o injusta es transformada en una santa y justa.

2. El sacerdocio de todos los santos - No hacen falta ritos, ceremonias, sacerdotes, intercesores ni santos. Toda persona tiene derecho y acceso a acercarse a Dios y el privilegio de interceder en oración por otros. La Iglesia no es una simple institución; es el Cuerpo de Cristo, donde cada creyente tiene la responsabilidad y una tarea que realizar para la edificación de la Iglesia.

3. La Palabra de Dios como única autoridad – La Iglesia volvió a leer la Biblia y a verla como la Palabra de Dios. Se sacó de los monasterios y se puso en las manos del pueblo. Nada es superior en la Iglesia a la Palabra de Dios; ni el Papa, ni concilios, ni credos, ni dogmas. En la Iglesia y el culto no se puede tolerar nada que no pueda ser probado por la Palabra de Dios.

III. ¿Cómo son las personas que reciben esta herencia?

1. Son reaccionarios a los falsos maestros y conceptos de nuestro tiempo.

2. Toman en serio la herencia (el legado).

3. Tienen fe en Dios.

4. Responden con valor al desafío de su época, diciéndole sí a Dios para poner vallado entre Dios y el hombre.

5. Tiene la determinación profunda de hacer la voluntad de Dios.

6. Saben la hora en la que están viviendo y las demandas que la Iglesia y su tiempo les imponen.

7. Le dicen a Dios: “Heme aquí, envíame a mí”. Heme aquí, cuenta conmigo.





domingo, 6 de octubre de 2013

Somos esclavos por elección


Las leyes de la esclavitud del Antiguo Testamento se dan en un marco bíblico, teológico e histórico interesante. Los pasajes de Éxodo 21:2-6 y Deut. 15:12-17 nos ofrecen varias enseñanzas:

1. La esclavitud entre hebreos era permitida y, en uno de los casos, se daba dentro
del marco de la ausencia del pago de deudas (lea 1 Reyes 4:1).

2. Al término de siete años, los esclavos eran puestos en libertad (Éx. 21:2; Deut.
15:12). Se establecían varias alternativas:

       A. Si el esclavo había entrado solo, entiéndase soltero, salía solo (Éx. 21:3).
       B. Si tenía mujer (esposa), salían con su esposa (Éx. 21:3).
       C. Si durante el cautiverio, el esclavo se había casado y tenía hijos e hijas,
            la esposa y los hijos e hijas pasaban a ser propiedad del amo, y el esclavo
            salía solo (Éx. 21:4).

3. Había una cuarta posibilidad, el esclavo podía escoger: “Yo amo a mi señor, a mi
mujer y a mis hijos, no saldré libre…” (Éx. 21:5). Esta era una DECISIÓN libre y
voluntaria. Una decisión POR AMOR: “YO AMO A MI DUEÑO, A MI AMO.” Era una decisión
pensando en su familia: “Yo amo…a mi mujer (esposa) y a mis hijos…” Deut. 15:16 le
da un tono interesante a las palabras del esclavo hacia su amo: “No te dejare; porque
te ama a ti y a tu casa, y porque le va bien.” ERA UNA DECISIÓN BASADA EN EL HECHO
DE QUE AL SIERVO LE HABÍA IDO BIEN EN LA CASA DE SU SEÑOR.

4. Si el esclavo escogía quedarse en la casa de su amo, éste iba ante los jueces para
    certificar la decisión (Éx. 21:6) y realizaba la siguiente ceremonia: tomaba al
    esclavo y lo llevaba a un poste o a la puerta, allí le tomaba la oreja (el lóbulo) y
    se la perforaba con un punzón (lesna). Esta perforación se convertía en señal de que
    el esclavo había decidido por voluntad propia y por amor quedarse en la casa de su
    amo: “será su siervo para siempre.”

5. Varias lecciones para aplicar a nuestra vida como siervos y esclavos de Dios:

      A. El esclavo había encontrado la verdadera libertad en el servicio a su amo.
      B. Horadarle la oreja era una señal de un nuevo comienzo, de una nueva relación
           bajo el techo de su amo. Este hecho también nos enseña que la oreja del
           esclavo estaba abierta para escuchar las instrucciones de su amo.

Un discípulo es un esclavo de orejas horadadas.

jueves, 3 de octubre de 2013

LOS DISCÍPULOS CON LOS QUE JESÚS CONTÓ…

Nuestra declaración de identidad es: “Soy un siervo profundamente amado y un discípulo de mi Señor”. ¿Qué quiere decir “soy un discípulo”?

• Un discípulo es un educando de toda una vida.
• Un imitador intencional.
• Un aprendiz espiritual.
• Un perseguidor de toda una vida de la única vida real.
• Un estudiante eterno de la escuela de Jesucristo.

Ser discípulo de Jesús quiere decir: presentarnos a nosotros mismos intencionalmente a Cristo cada día, de tal forma que nuestros pensamientos, palabras, acciones y motivos puedan llegar a ser cada vez más como él. ¿Quién cualifica para seguir este camino, para ser discípulo? La prueba más grande de esto es dar un vistazo a los doce discípulos originales de Jesús. Uno se queda “atónito”, “asombrado” al ver la clase de persona a las que Él estaba dispuesto a confiarles el futuro espiritual de la raza humana. Luego de tres años de entrenamiento y compañerismo intensivo con el Hijo de Dios (“el Señor”) lo que vemos no es necesariamente un inspirador despliegue de madurez espiritual. NO EXACTAMENTE.

1. Santiago y Juan – Tenían un espíritu vengativo y ambición de posiciones.
2. Mateo – Era un ladrón profesional.
3. Simón – Zelote, dispuestos a usar la violencia.
4. Tomás y Felipe – Tenían preguntas y dudas.
5. Andrés – También dudó.
6. Simón Pedro – hombre de altibajos.

En la noche de la Pascua Jesús miró alrededor de la mesa a estas personas inmersas en su competitividad, su traición espiritual secreta, sus dudas persistentes y su certeza de que la fuerza (la violencia) traería la justicia al mundo, y oró: “Como tú me enviaste al mundo, así yo los he enviado al mundo” (Juan 17:18). Jesús sigue contando con nosotros.