domingo, 6 de octubre de 2013

Somos esclavos por elección


Las leyes de la esclavitud del Antiguo Testamento se dan en un marco bíblico, teológico e histórico interesante. Los pasajes de Éxodo 21:2-6 y Deut. 15:12-17 nos ofrecen varias enseñanzas:

1. La esclavitud entre hebreos era permitida y, en uno de los casos, se daba dentro
del marco de la ausencia del pago de deudas (lea 1 Reyes 4:1).

2. Al término de siete años, los esclavos eran puestos en libertad (Éx. 21:2; Deut.
15:12). Se establecían varias alternativas:

       A. Si el esclavo había entrado solo, entiéndase soltero, salía solo (Éx. 21:3).
       B. Si tenía mujer (esposa), salían con su esposa (Éx. 21:3).
       C. Si durante el cautiverio, el esclavo se había casado y tenía hijos e hijas,
            la esposa y los hijos e hijas pasaban a ser propiedad del amo, y el esclavo
            salía solo (Éx. 21:4).

3. Había una cuarta posibilidad, el esclavo podía escoger: “Yo amo a mi señor, a mi
mujer y a mis hijos, no saldré libre…” (Éx. 21:5). Esta era una DECISIÓN libre y
voluntaria. Una decisión POR AMOR: “YO AMO A MI DUEÑO, A MI AMO.” Era una decisión
pensando en su familia: “Yo amo…a mi mujer (esposa) y a mis hijos…” Deut. 15:16 le
da un tono interesante a las palabras del esclavo hacia su amo: “No te dejare; porque
te ama a ti y a tu casa, y porque le va bien.” ERA UNA DECISIÓN BASADA EN EL HECHO
DE QUE AL SIERVO LE HABÍA IDO BIEN EN LA CASA DE SU SEÑOR.

4. Si el esclavo escogía quedarse en la casa de su amo, éste iba ante los jueces para
    certificar la decisión (Éx. 21:6) y realizaba la siguiente ceremonia: tomaba al
    esclavo y lo llevaba a un poste o a la puerta, allí le tomaba la oreja (el lóbulo) y
    se la perforaba con un punzón (lesna). Esta perforación se convertía en señal de que
    el esclavo había decidido por voluntad propia y por amor quedarse en la casa de su
    amo: “será su siervo para siempre.”

5. Varias lecciones para aplicar a nuestra vida como siervos y esclavos de Dios:

      A. El esclavo había encontrado la verdadera libertad en el servicio a su amo.
      B. Horadarle la oreja era una señal de un nuevo comienzo, de una nueva relación
           bajo el techo de su amo. Este hecho también nos enseña que la oreja del
           esclavo estaba abierta para escuchar las instrucciones de su amo.

Un discípulo es un esclavo de orejas horadadas.

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